sábado, 7 de septiembre de 2013


LA CARRETA VACIA.

Caminaba con mi padre cuando él se detuvo en una curva y 

después de un pequeño silencio me preguntó:


-Además del cantar de los pájaros, ¿escuchas alguna cosa más? 

Agudicé mis oídos y algunos segundos después le respondí: 

-Estoy escuchando el ruido de una carreta. 

-Eso es -dijo mi padre-, es una carreta vacía. 

Pregunté a mi padre: 

-¿Cómo sabes que es una carreta vacía, si aún no la vemos? 

Entonces mi padre respondió: 

-Es muy fácil saber cuándo una carreta está vacía, por el ruido. 

Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace. 

Me convertí en adulto, 

y ahora, cuando veo a una persona hablando demasiado, 

interrumpiendo la conversación de todos, 

siendo inoportuna o violenta, 

presumiendo de lo que tiene, 

sintiéndose prepotente 

y haciendo de menos a la gente.

Tengo la impresión de oír la voz de mi padre diciendo 

que cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace. 

La humildad consiste en callar nuestras virtudes y permitirle 

a los demás descubrirlas. 

Nadie está más vacío que aquel que está lleno de sí mismo...

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