SE NECESITAN CONDUCTORAS
Por la mañana hazme saber de tu gran amor, porque en ti he puesto mi confianza.
Señálame el camino que debo seguir, porque a ti elevo mi alma.
(Salmo 143:8)
Por lo general, las mujeres no gozamos de un gran prestigio en lo que
se refiere a conducir automóviles. Por eso me sorprendí al ver un
letrero en una agencia de autobuses de turismo: “Se necesitan
conductoras”. El anuncio era real, y supongo que los administradores de
la empresa de autobuses descubrieron algún rasgo excepcional en la
naturaleza femenina que consideraron necesario y útil para su empresa.
Apliqué dicho anuncio a otros aspectos de la vida, y estuve de acuerdo
con su premisa. Los hogares, las familias, los hijos; todos necesitan
conductoras, y esta es una necesidad que cada día se vuelve más
apremiante. Muchos hogares caminan sin rumbo porque carecen de una madre
y esposa que los conduzca.
Se necesitan mujeres que, con una
elevada visión y bajo la dirección de Dios, se esfuercen por guiar a sus
familias al logro de metas y objetivos definidos. Mujeres que, con
claridad de propósitos, preparen hogares para el Reino de los cielos y
hagan de Jesucristo su guía y consejero.
En el extraordinario
desempeño de Abigaíl (1 Sam. 25) encontramos personificada a una mujer
conductora. Frente a los errores de su esposo, supo manejar las
circunstancias de tal forma que evitó una catástrofe de consecuencias
fatales.
Ella supo actuar en el momento oportuno. Abigaíl:
• Demostró humildad y paciencia.
• Fue prudente al actuar.
• Tuvo un carácter a prueba de crisis.
• Mostró un espíritu de servicio.
Esa destacada mujer fue premiada por el Señor, al mismo tiempo que su
malvado esposo fue librado de la muerte a manos de los seguidores de
David. Todo gracias a la actuación inteligente de una “mujer
conductora”.
Amiga, echa tú también mano de los recursos que
Dios te ha dado, y decide que serás la encargada de guiar tu propia
vida, y por ende la de tus seres queridos.
El destino glorioso que espera a las “conductoras” que se entregan en las manos de Dios ¡es la Patria celestial!
LECTURAS DEVOCIONALES PARA LA MUJER
ALIENTO PARA CADA DÍA
Por: Erna Alvarado
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