Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo a
través de Cristo y nos dio el ministerio de la reconciliación. – 2
Corintios 5:18
La frustración y la derrota no son bienvenidas en
la vida de las personas. En todo lo que hacemos intentamos evitar la
decepción. Queremos que nuestros propósitos sean bien sucedidos. A
veces, la decepción es inevitable, y caemos al vacio quedándonos
deprimidos.
Esto sucede cuando nuestros planes son incompletos y
basados en nuestros limitados conocimientos. Nos olvidamos que para
nuestros planes y propósitos, necesitamos contar con la participación de
nuestro Señor y Dios. Si Dios participa de tus decisiones y objetivos
en la vida sentirás la alegría de vivir.
Dios nos perdona y nos
reintegra a una relación de paz con él, para que tengamos una vida de
esperanza y paz interior por medio de Jesucristo.
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