martes, 3 de septiembre de 2013

Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo a través de Cristo y nos dio el ministerio de la reconciliación. – 2 Corintios 5:18

La frustración y la derrota no son bienvenidas en la vida de las personas. En todo lo que hacemos intentamos evitar la decepción. Queremos que nuestros propósitos sean bien sucedidos. A veces, la decepción es inevitable, y caemos al vacio quedándonos deprimidos.

Esto sucede cuando nuestros planes son incompletos y basados en nuestros limitados conocimientos. Nos olvidamos que para nuestros planes y propósitos, necesitamos contar con la participación de nuestro Señor y Dios. Si Dios participa de tus decisiones y objetivos en la vida sentirás la alegría de vivir.
Dios nos perdona y nos reintegra a una relación de paz con él, para que tengamos una vida de esperanza y paz interior por medio de Jesucristo.

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